miércoles, 2 de marzo de 2011

INFINITO.

Ayer, antes de ir a dormir me asomé a la ventana y miré hacia el infinito. En mi mente empezaron a formarse frases, frases con sentido así que busqué algo para escribir rápidamente y escribí todo lo que para mi era infinito.

Me gusta el infinito. El infinito está o no está, es nada o es todo. El infinito no se cree, se supone. Me gusta suponer, no me gustan las cosas claras. Las pistas, indirectas, lo inconcreto. El símbolo del infinito es así ∞, es como un ocho pero acostado. El ocho me gusta, es mi número favorito. El ocho no es infinito hasta que se acuesta, es decir, duerme, es decir, sueña. Los sueños también son infinitos al menos los que se recuerdan. Los que no se recuerdan, al igual que el infinito son imprecisos. Quizás te viene un chispa, una luz a la cabeza y recuerdas. Las estrellas tienen luz y las estrellas están en nuestra galaxia. Más allá de la galaxia hay infinito, también hay infinito en la galaxia. En el espacio hay infinito, puedo verlo desde mi ventana. Adoro verlo o más bien suponerlo. Quizás supongo demasiado. Me planteo si está o si no está, si hay o si no hay... En el espacio está la Luna donde el hombre una vez dejó sus huellas que muchos sólo suponen pero que yo creo y me gusta creer en ellas. Del espacio también vino E.T. y Buzz Light Year que me gusta suponer que fue más más que un juguete. E.T. repetía continuamente "teléfono, teléfono". Los teléfonos son números y en ocasiones letras. Son combinaciones infinitas que sólo marcando sabes si existen o si no, si están o si no están, si hay o si no hay. Pero como son muchas sólo las supones y no pierdes tiempo. El tiempo es infinito porque no es concreto. No es concreto porque no sabes el como ni cuando del fin. Por lo tanto el fin es infinito y como yo adoro lo infinito...
... FIN



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