La Primera Guerra Mundial me espera. Está allí apoyada sobre la mesa blanca.Se le notan sus aires de superioridad, se cree invencible. Está impaciente, esperando a que me siente en la cómoda silla giratoria negra. Me pone las cosas difíciles y se hace la estrecha. Quiere que vaya por partes, lentamente, y yo no tengo inconvenientes con sus peticiones, tengo toda la noche. Se enfada si no le presto atención, si a veces me quedo con la mirada fija en una pared azul o en un cuadro de un caballo hecho en piedra de pizarra y entonces tengo que explicarle que estaba pensando en ella, que intento retenerla en mi mente. Mi deseo no es olvidarle. Y entonces, ella contenta con mi explicación me aclara la mente y hace que todo sea más fácil. Se deja llevar. Yo tomo las riendas, yo tomo el control y nuestra conexión fluye hasta que me agoto y mis párpados se vuelven pesados. Contenta con el progreso me permite que me vaya pero no sin antes recordarme que debo volver al día siguiente. Finalmente le contesto: "Tranquila, hasta el martes no te dejaré".
4 comentarios:
eyy bonito blog me gusta ^^ besitos http://ultimorecuerdo.blogspot.com/
que me alegra conocer tu blog, ideal la entrada!
besitoss!
:)
Me ha encantado el post!!!
Un abrazo.
Elena·endondeyovivo·
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