domingo, 19 de junio de 2011

Llamémosla obsesión.

¿Podemos considerar obsesión si te despiertas y de duermes pensando en la misma persona? ¿Si en los sueños sueñas con ella? ¿si te despiertas para pensar en ella? Repites su nombre mil veces, hablas de ella sin parar, buscas en otros su nombre. Al ver algo en la tele lo relacionas, cualquier canción toma significado y en tu mente se crea un videoclip que puede ser desde una escena de película romántica americana a una escena de cine X. Si cuando está presente no tienes ojos para mirar hacia otro lado, buscas el contacto, buscas la mirada, cambias tus rutinas para coger otro camino y buscar el encuentro. Adoptas otros gustos, mínimos, pero que se nota que te han hecho cambiar una mínima parte y que el sacrificio te llena. Te fijas que quizás a grandes rasgos no tengáis nada en común pero te pones a pensar y puedes enumerar miles de detalles que si que compartís. Te hace sonreír cuando está y cuando desaparece la mirada se vuelve triste, rutinaria... Pasa el tiempo y cuando vuelve aparecer, con sólo verlo de lejos los pies se vuelven ligeros y flotan en el aire como si de una nube se tratara y crees que vas a tocar La Luna por un momento, que los rayos del sol te van a quemar las mejillas que se empiezan a sonrojar y vuelves a ser una niña que permite cosas que a otros no.

1 comentario:

meli_mdq05@hotmail.com dijo...

Hermosisimo, me hizo llorar!