lunes, 12 de septiembre de 2011

Mascotas.

Hoy os voy a contar otro poco más de mi (si, viva el ego). Os vengo a hablar de mi frustración, problema, trauma o lo que sea con las mascotas. Esto viene de infancia y aviso que pueden llegar a ser historias muy tontas.
Todo empieza en mi gusto por las pelis Disney. Me crié frente al televisor viendo películas, incluso yo misma hablaba como un dibujo animado. En una de las películas, la Dama y el Vagabundo, me quedaba con la escena en la que Dama salía de su caja de regalo el día de navidad, así que, pedí por reyes durante unos cuantos años un perro. Cual era mi sorpresa encontrar como regalo un perro... de peluche. Nunca hubo perro y me cansé de demandarlo.
Pero entre tanto sí que tenía trato con los animales. En la finca de mi padre tuve muchos pájaros... salvajes, que cazábamos poniendo alpiste en un falsete para capturarlos. Ciertamente, sus vidas no eran muy largas porque los cernícalos no tardaban en atacarlos y comérselos. No me era raro llegar un día y encontrar sólo la cabeza del pajarito dentro de la jaula. El primero, Pichí, como el pajarito de Heidi molaba un montón pero fue uno de más. Dejé de ir frecuentemente a la finca así que pasamos de pajaritos y ahora tiene unos de plástico puestos de adorno en unas jaulas artesanales.
Los pájaros no eran los únicos animales, también jugaba con los lagartos. Mi padre me enseñó a usar la escopeta de balines pero me hoy por hoy me resulta imposible ser tan precisa, así que me labor era cuando encontrara uno cogerlo por el rabo y tirarlo al gallinero de los vecinos para que así no se comieran los tomates de la huerta. Hablando de perros y lagartos, me acuerdo de cuando tenía 7 años estaba jugandocon una amiga que tenía un perro en la plaza que está por fuera de la finca cuando entonces el perro se comió un lagarto y luego lo vomitó. Historia.
Durante la primaria vi cientos y miles de veces cajas de zapatos llenos de gusanos de seda. No, tampoco tuve de esos.
Trás ver "Buscando a Nemo" me motivaba el tema de una tortuguita. Y me dijeron "¿Una tortuga para qué?". Y yo dije, pues también es verdad.
No necesitaba mascotas, ya lo había comprendido, pero un día en segundaria, hace dos años quería tener peces. ¿Qué molestia dan los peces? Además, en mi habitación. Los cuidaría yo y serían míos. Cambié de idea en cuanto mi madre dijo "Vale, yo te compro los peces pero si les coges cariño y se te muere uno metes la mano o un colador y lo sacas tu". Entonces mi mente se frenó y pensé... no estoy preparada para que se me muera un pez. Así que por fin lo entendí.
Hace un año, mi amiga Maxi me regaló un cactus de ordenador. Lo llamé Spike y le saqué fotos. Hace un par de semanas murió. ¿Cómo puede morir un cactus? Pues si, mueren también! Y le hice hasta un Hashtag en twitter. Me medio deprimí durante unas horas. Y luego lo tiré a la basura.
Y esta es mi historia.


1 comentario:

Alejandro dijo...

Bueno, todo ser vivo tiene que morir alguna vez, antes o después...
La verdad es que no tener ningún animalillo... teniendo alguno se aprende como cuidar de alguien.

Yo por ejemplo he tenido bastantes animales y obviamente se han muerto todos, ya sea por enfernedad o por otra cosa, por ejemplo, se me murió un pez porque me olvidé de el, si es raro, pero pensando en otras cosas y k la pecera no estaba en un lugar muy visible pues se murió.

Pero que se le va a hacer, si, es un ser vivo y joer, fue por mi culpa, pero ya no puedes hacer nada... asik...

Ahora tengo un perrito! tiene ya 7 años! y espero que duré muuuuucho más ;D

Un besazo!

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