miércoles, 3 de febrero de 2016

Conversión de la memoria

Soy un elefante. No hace mucho que lo sé, en el espejo no se apreciaba bien, pero lo soy, soy un elefante. 

Al principio a nadie le gusta ser un elefante, pero luego se le coge el gustillo a esto. Una nunca se imagina que va a ser eso, en el agua todo es más fácil. Se trata de nadar y nadar sin buscar nada, sin pensar en nada. Pasaba por delante de sitios que hacía tres segundos que había visto pero me parecían nuevos, ya no los recordaba. Ser un pez era magnífico, lo descubrí cuando me di cuenta que era un elefante.

No veas la de peces que tiene una que beber para convertirse. Cada uno de esos peces con ojos distintos, con miradas diferentes, con aventuras igual de cortas que las que yo viví, con memorias de pez.
Pero un día me di cuenta que ese agua se vuelve sólida y que había bebido demasiados peces, era entonces yo, una memoria de elefante.


Sonia Nickichucknez


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