Los cánones de belleza, tan mal estará ceñirnos a ellos que
criticarlos por completo.
La belleza y el arte están unidos desde su creación.
Plotino nos decía en sus Enéadas que algo no es bello hasta
que el artista le haya dado forma de bello.
“La materia no poseía esta forma,
sino que esta existía de antemano en el pensamiento del artista, antes de
penetrar en la piedra. Pero estaba en el artista, no en cuanto que este poseía
ojos y manos, si no en cuanto que él participa del arte. La belleza estaba en
el arte y en mucha mayor medida, ya que la belleza que ha penetrado en la
piedra no es la que hay en el arte, sino que esta permanece inalterada en si
misma, introduciéndose en la piedra sino una belleza más limitada, derivada de
ello, y tampoco esta permanece pura y tal como la desearía el artista sino que
se manifiesta únicamente en la medida en que la piedra puede obedecer al arte”.
Si traducimos las palabras de Plotino, y aplicamos el arte a
la belleza humana podemos pensar que la historia pide cambios y derivaciones.
Sería absurdo que siempre nos gustara lo mismo e hiciéramos las mismas
representaciones de la mujer, por ejemplo. La situación histórica y la sociedad
preferirá a una o a otra. Esto no quiere decir que no dejen de existir las
demás o que no resulten atractivas. En las épocas de griegos existían mujeres
muy delgadas que no obedecían a las curvas propias de las diosas, o en los locos
años 20 habría mujeres con curvas, paticortas y con pechos enormes que resultarían
preciosas a algunos que las veían como auténticas diosas.
¿Por qué no admirar el arte en los cuerpos humanos y si en
lienzos o estatuas? No podremos hacer como hizo Zeuxis en el siglo V a.C. que
pintó a la mujer perfecta con los rasgos de las 5 mujeres más guapas de
Crotona. Aunque si lo hiciéramos, posiblemente nos saldría un espanto. Ya se
han hecho cosas semejantes y el resultado no es bueno, un rasgo debe destacar
sobre la simplicidad de los demás, si todos destacan cada uno pierde su gracia.
Entonces lo que hacemos es coger la realidad y modificarla
en busca de la belleza y la perfección haciéndonos artistas de nuestros propios
cuerpos como si fueran un trozo de mármol, un lienzo... Lo hacemos bien sea mediante dietas, deporte, consumo de complementos, cirugía
plástica o, en los tiempos que corren, filtros o photoshop.
Mezclamos la realidad con la idealidad y no tiene porque ser
algo negativo. Ya lo decía La Agrado en "Todo sobre mi madre" (qué grande siempre Antonia San Juan): "Una es más auténtica cuando se parece a lo que ha soñado de si misma"
Sonia Nickichucknez
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