Entre el gran movimiento que había en el XIX Festival
Internacional del Cuento, que se celebra cada año en Los Silos, conseguimos un
pequeño momento para hablar con Andrés Novoa, Doctor en Educación y profesor de
pedagogía social de la ULL.
Nos centramos en su faceta como actor, narrador y
amante de la literatura que ha participado durante los últimos quince años en
este festival. Este año ha actuado en “Arteterror: Senderos inquietantes”, con
el grupo TeatroSilos. El sendero comenzaba en el callejón Aregume, cada
lugar tenía una historia contada por un narrador. tuvimos el placer de
ver el espectáculo la noche anterior a la entrevista, con la luna llena iluminando el cielo
que daba a cada relato las siluetas y sombras de los paisajes silenses.
Andrés Novoa llegó al kiosco de la plaza de Los Silos
con prisa pero nos concedió un instante mientras tomábamos café. Nos
rodeaba el ambiente de los alrededores, un ir y venir de adultos y niños
que estaban allí por una razón: los
cuentos.
¿El ambiente es importante? “No necesariamente”.
Novoa está convencido de que a la hora
de contar cuentos no es un factor totalmente imprescindible, las palabras
pueden crear situaciones, incluso los silencios. Aunque debe admitir que
elementos como el frío o la oscuridad pueden ayudar al público a construir en
sus mentes la imagen que se busca. “Sobretodo porque el miedo está vinculado al
peligro, a perder la vida o que nos suceda algo que no podamos controlar”.
Nos interesamos por los textos que representan,
historias independientes que a su vez tienen un hilo conector. “Es un trabajo a
cuatro manos entre Ernesto Rodríguez Abad y el menda lerenda”, nos dice Andrés
coloquialmente mientras se lía un cigarrillo. “Nos planteamos una reflexión
sobre qué es el miedo, nos centramos siempre en ese eje”. Pone el ejemplo de la
historia del Loco de Eufrasio, una reflexión sobre el monstruo que todos
llevamos dentro, una voz interna de la conciencia de las personas. “Si nos
pusieran una cámara dentro las 24 horas del día nos veríamos como realmente
somos y no somos tan agradables como parecemos”. Así, dice, se muestra al
público que los monstruos los creamos, inventamos y volvemos invisibles pero
pueden estar en cualquiera lado. Nos reafirma que las historias no se quedan en
el miedo o en el simple susto sino que la intención es que vayan más allá, que
el espectador cree una reflexión interna.
Uno de los temas más hablados durante el festival han
sido las historias de terror para niños. ¿Pueden escucharlas a cualquier edad?
“El problema no es que sea un cuento de miedo sino el tipo de conflicto
que sean adecuados a la comprensión y violencia que influya al niño. Yo no soy
partidario de censurar nada. Yo le cuento a los niños cuentos sobre la muerte,
sobre la vida, condición humana y el amor, pero ajustando los conflictos a su
entendimiento.” Para entender sus conflictos debe usar su intuición, entrar en
la mentalidad de los niños y observar los conflictos que los rodean en el día a
día. “Hay miedo en el bulling en los colegios, hay miedo en la marginación, en
la oscuridad de sus habitaciones, en los trayectos que hacen solos… pero hay
miedos en los adultos que los niños no van a comprender.”
Es
cierto que a pesar del éxito que tiene el género del terror aún hay personas
que lo ven como algo tabú o incluso macabro. ¿Cómo defendería Andrés Novoa el
género? “Es curioso que el género de terror en la literatura sea un género de
denuncia social. La literatura del XIX, por ejemplo, tenemos en mente a esos
monstruos: Frankestein, Drácula… Son reflexiones que hacen sus autores sobre
una sociedad capitalista que margina a la gente que es diferente.” Insiste en
que el género del terror no es simplemente produce un efecto inmediato sino que
nos permite pensar sobre como actuamos en el mundo y como hacemos sentir a los
demás, mirarnos al espejo y preguntarnos que parte de nuestra vida están cerca
del concepto de monstruo y así mejorar como personas. “Todos fuimos un monstruo
en el colegio cuando nos señalaban como el feo, o el tonto, se reían de
nuestras puntuaciones…” El terror tiene que ver con el maltrato de género, la
violencia, los insultos, vejaciones e injusticias. Sin embargo, los problemas y
las situaciones cambian con el tiempo y los monstruos crecen, evolucionan y
surgen nuevos. “Yo tengo un referente actual, a parte de las películas REC que
creo que han captado el concepto incluir lo cotidiano en el ambiente, que es la
serie inglesa Black Mirror de la BBC. Trabaja con un miedo que tiene que ver
con realidades: política desvinculada, los reality shows…” Para él el nuevo monstruo
que refleja la sociedad actual es el zombie, que además está muy de moda con
series como Dead Set o Walking dead. “...Y es entonces cuando aparecen miles de
personas por la calle con el móvil sin mirarse a los ojos. Consumen como masas
y se arrastran por las calles. Esos monstruos están haciendo una crítica social
muy contundente a un sistema que nos convierte y nos utiliza como a ellos”, nos
cuenta con total convencimiento clavando sus ojos casi amarillos.
Por
último, le hemos preguntado sobre su faceta como actor. ¿Conoce también el
miedo escénico? Por lo general es público es muy heterogéneo, y algunos
espectadores crean muros en su imaginación que a veces son traspasables y otras
veces muy sólidos. No obstante, no considera que lo suyo sea el miedo escénico.
Su profesionalidad hace que tenga mucho respecto al público y antes de actuar
necesita tener el cuerpo relajado y preparado. “No llegas a tener un miedo real
porque no hay peligro. No es lo que pasaba en el teatro romano que si te
equivocabas te cortaban la cabeza”, bromea. Luego, se vuelve a poner serio. “Lo
que sientes es diferente: decepción, preocupación, pero miedo no.” Si no
conecta con el público en alguna actuación intenta buscar soluciones para mejorar
en la siguiente, es algo que sucede constantemente.
Termina su café y se queda comentando con nosotros y
otros actores de su compañía detalles de la actuación que van a hacer por la
noche. Cambios de ultima hora y nuevas propuestas para siempre seguir mejorando
la actuación estrella del festival: las noches de terror.
Sonia Nickichucknez
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